“El Sea Witch trae los primeros
705 trabajadores chinos a Panamá”
Panama Herald, 1 de abril de 1854
Hoy dejo mis arpegios con los miedos
que anclaron en el tiempo mis aladas.
Dejo los mapas ebrios en mi rastro:
el beso que se planta en yerma exigua.
Se hincha el velaje y parto sin mochila,
la nave esta colmada en ilusiones
cuya dieta es el hambre de trabajo:
las tierras donde el frío no lo quema.
Hay días sin el péndulo en las olas
y lunas que no alumbran la cubierta.
Hay setecientos cinco rostros flacos.
La brisa nos acerca a nuestro sueño:
comer aquella fruta que perdura
y hacer de la semilla nuestra casa.
BAMBÚ DEL GEYUAN
El viento silva música en tus hojas
baila la dura nieve con la noche.
Las aves ya pernoctan en la esquina
en tus ramas de verde encantamiento.
Creces noble en montañas que se calcan
en las huellas que deja un pincel limpio.
Nacimos del espacio que defiendes
en tu pecho de jade y de vacío.
Desde entonces buscamos nuestro sino
imitando la gracia con que esbozas
cuando te meces suave por lo puro.
Enseñas con raíces y concretas:
todos son complemento de cualquiera,
aquí hacen el amor las estaciones.
.::
VIAJE PARA EL ERHU
Basta un instante claro de tus cuerdas
para viajar, saeta de nostalgia
en tu lomo de incienso que alza vuelo
a todos los parajes de este sino.
y también llora amargos mandarines.
Tus tonos son faroles encendidos
que cultivan destellos en el pecho.
Canta, desde tu mástil delicado.
Danza, por la sonrisa que amanece,
que a los oídos llegue tu versada.
Tu arco fluye al vaivén de los compases
frunce el ceño tu cuerda mientras vibra
y me adoso a la hondura de tu canto.
---
Foto (c) LETRAS DESORDENADAS